sábado, enero 17, 2009

Las 10 crisis más olvidadas del mundo (La Voz de Galicia)

Un informe de Médicos Sin Fronteras recoge la lista de las crisis más olvidadas en las agendas mediáticas. De una nota de La Voz de Galicia.

Médicos Sin Fronteras es una organización internacional médico-humanitaria que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano, de conflictos armados, enfermedades olvidadas y epidemias, o exclusión. Este informe recoge la lista de las crisis humanitarias más desatendidas por la comunidad internacional en 2008.

MSF cuenta con 25.000 trabajadores en terreno, entre expatriados y personal contratado localmente. Cuenta con más de 350 proyectos de acción médica y humanitaria repartidos en unos 60 países, y 4 millones de socios y colaboradores en todo el mundo, de los cuales más de 400.000 en España.

1. SOMALIA: Empeora la catástrofe humanitaria

Aunque la ruina de las estructuras estatales hace que las estadísticas sean difíciles de confirmar, Somalia presenta algunos de los peores indicadores de salud del mundo: una de cada diez mujeres muere durante el parto y más de uno de cada cinco niños no llega a cumplir los cinco años.

La población somalí ya partía de una situación de lucha por la supervivencia, con poco o nulo acceso incluso a los servicios más básicos, cuando en 2008 quedó expuesta a uno de los peores episodios de violencia registrados en el país en más de diez años.

Como consecuencia, en especial en el centro y el sur del país, la situación humanitaria se deteriora cada vez más, sobre todo en lo relativo a los índices de desnutrición infantil. Al impacto de la guerra, además, han venido a unirse los desorbitados precios de los alimentos y una prolongada sequía.

Cientos de miles de personas viven hoy en zona de conflicto. El recrudecimiento de los combates en una de las zonas más pobladas de Mogadiscio provocó un gran número de heridos civiles así como el desplazamiento de miles de personas.

A ello hay que sumar el flagrante incremento de ataques selectivos (incluyendo asesinatos y secuestros) contra trabajadores humanitarios, convirtiendo Somalia, país con un sinfín de de necesidades humanitarias, en un lugar donde resulta práctica-mente imposible proporcionar asistencia.

2. MYANMAR: Críticas necesidades sanitarias siguen desatendidas

El 2 de mayo del 2008, el ciclón Nargis dejó a su paso por Myanmar una estela de devastación, haciendo estragos en el Delta del Irrawaddy, donde murieron o desaparecieron unas 130.000 personas, y situando de nuevo al país asiático bajo el foco de la atención internacional.

La catástrofe asestó un duro golpe a una población olvidada por el resto del mundo, sometida al gobierno de un régimen militar desde 1962 y a un conflicto de baja intensidad en algunas zonas del país.

Mientras tanto, necesidades de salud crónicas y urgentes siguen desatendidas. Ni el Gobierno ni la comunidad internacional invierten en este sector: en 2007, el gasto gubernamental en el sistema de salud fue de 50 céntimos de euro por persona, un 0,3% del producto nacional bruto.

En cuanto a la ayuda humanitaria internacional, apenas superó los 2 euros por persona, la más baja del mundo. La ceguera selectiva a las necesidades en todo el país, incluyendo zonas especialmente afectadas por el VIH/Sida, la tuberculosis y la malaria, sigue costando la vida a miles de personas cada año y requiere más atención.

La población no puede esperar a ser golpeada por otro desastre natural para que sus inmensas necesidades sanitarias sean reconocidas. Tanto el Gobierno de Myanmar como la comunidad internacional deben actuar con urgencia con el fin de impedir miles de muertes innecesarias más.

3. ZIMBABUE: Crisis sanitaria, violencia y derrumbe económico

Los primeros meses del 2008 estuvieron marcados por el colapso económico y la violencia política. Aunque el país atraviesa una crisis desde hace años, la situación se deterioró hasta alcanzar unos niveles alarmantes, con una inflación del 231.000.000 %, escasez de artículos de primera necesidad, represión de partidarios de la oposición y restricciones adicionales contra las organizaciones humanitarias al aproximarse las reñidas elecciones de junio.

La crisis fue especialmente perturbadora para los dos millones de personas con VIH/Sida que se estima pueda haber en el país. Según Naciones Unidas, debido a la pandemia, la esperanza de vida en Zimbabue ha caído en picado hasta los 34 años.

Como resultado de la crisis, muchas personas sometidas a tratamiento tuvieron que reducir la cantidad y calidad de su alimentación justo cuando más la necesitaban, no pudieron costearse los billetes de autobús para acudir a las clínicas, o simplemente tenían miedo de salir de casa.

Durante todo el año, cifras alarmantes de personas siguieron huyendo del país, entre ellos el muy necesario personal sanitario, lo que contribuyó a incrementar la presión sobre un sistema de salud ya al límite.

4. REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO: Civiles atrapados en una guerra que hace estragos

Desde septiembre del 2007, nuevos enfrentamientos en Kivu Norte han provocado desplazamientos masivos en la región. El acuerdo de alto el fuego de enero de 2008 no fue respetado y hacia finales de agosto estallaron de nuevo combates a gran escala entre varios grupos rebeldes y las fuerzas armadas congoleñas (FARDC), a pesar de la presencia de la fuerza de paz de la ONU más grande del mundo, la MONUC.

Miles de personas huyeron en todas las direcciones, en una desesperada búsqueda de seguridad. Los desplazados, muchos de los cuales se han visto obligados a huir en múltiples ocasiones, tienen poco o ningún acceso a la atención sanitaria, alimentos, agua o refugio.

Encuentran cobijo en campos o con familias de acogida o se esconden en el bosque, bajo la amenaza de ataques por parte de todos los grupos armados. Pocas son las agencias humanitarias que lleven a cabo programas de ayuda con una presencia continuada fuera de Goma, la capital provincial.

5. DESNUTRICIÓN: Millones de niños sin tratamiento a pesar de los avances

Los disturbios registrados a principios de 2008 pusieron de manifiesto que el impacto del aumento de los precios de los alimentos era igual de grave en países tan apartados entre sí como Haití, Bangladesh o Costa de Marfil.

Menos visible, aunque más mortífera y omnipresente, fue la constante crisis de desnutrición infantil. Aunque para combatir el hambre es necesario tener acceso a alimentos en cantidades suficientes, para frenar la desnutrición también hay que garantizar alimentos de calidad nutricional: los niños, en su primera infancia, necesitan para su supervivencia y desarrollo alimentos ricos en nutrientes, vitaminas y minerales.

Las cifras son impactantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay 178 millones de niños desnutridos en el mundo. Cada año, la desnutrición es responsable de entre 3,5 y 5 millones de muertes de niños menores de cinco años. Se-gún UNICEF, la situación está empeorando en 16 países.

Lejos de las emergencias humanitarias de alto perfil que cubren los medios, se ven obligados a una lucha por la supervivencia en la que sólo cuentan con dietas de poco más que copos de maíz o arroz: el equivalente a vivir de agua y pan.

6. ETIOPÍA: Necesidad crítica de asistencia en Ogadén

La violencia continuada y las duras condiciones meteorológicas han convertido el día a día en una lucha constante para la población de Ogadén, también conocida como la Región Somalí de Etiopía.

Atrapada entre los grupos rebeldes y las fuerzas del Gobierno, la población mayoritariamente nómada se ha ido quedando más y más aislada de los servicios básicos y de la asistencia humanitaria.

Debido a los peligros y restricciones asociadas con la importación de productos a la región, la disponibilidad de alimentos y otros artículos esenciales en los mercados locales ha disminuido drásticamente y las subidas de precios han hecho que los alimentos básicos sean inaccesibles.

Al mismo tiempo, las restricciones de movimientos en algunas zonas han incrementado la vulnerabilidad de los nómadas, que no pueden ir en busca de agua o alimentos para su ganado.

La población ha visto cómo la sequía y el conflicto destruían sus cosechas, sus reservas de alimentos, sus pastos y su ganado. Algunos además han sido víctimas de la violencia.

7. PAKISTÁN: Los combates se intesifican en el noroeste

Los enfrentamientos entre las fuerzas del gno y militantes antigubernamentales en la Provincia de la Frontera Noroeste y las Árearibales bajo Administración Federal se han intensificado en 2008. Los ataques aéreos del Ejército estadounidense en la zona también han incrementado la inseguridad.

En agosto, miles de paquistaníes se vieron obligados a abandonar sus hogares y desplazarse dentro del país o huir al vecino Afganistán. Al mismo tiempo, el Ejército paquistaní empezó a expulsar a refugiados afganos, concretamente en el distrito de Bajaur Agency, por supuestas conexiones con grupos militantes.

Durante el transcurso del año, cientos de personas en Bajaur Agency y en las regiones de Swat y Mohmand resultaron muertas o heridas debido a atentados suicidas, ataques aéreos y disparos, con miles más teniendo que abandonar sus hogares en repetidas ocasiones.

En octubre, un estallido de violencia causó el desplazamiento masivo de cientos de miles de personas a regiones vecinas en el transcurso de apenas unos pocos días. Huyendo de ataques aéreos y bombardeos, muchos encontraron refugio en casas particulares, mezquitas, escuelas y campos improvisados.

8. SUDÁN: Continúan la violencia y el sufrimiento

Sudán siguió viéndose azotado por dos graves emergencias humanitarias en 2008: la crisis en Darfur y las consecuencias de décadas de guerra civil en el sur del país. Pero a pesar de los esfuerzos internacionales después de cinco años de crisis, cientos de miles de personas siguen sin acceso a la ayuda.

Varios miles más corren el riesgo de perder la asistencia que reciben debido a inestables líneas de frente, alianzas cambiantes entre las diferentes facciones armadas, ataques selectivos contra trabajadores humanitarios y unas cada vez mayores restricciones para la provisión de asistencia de emergencia.

La mejora de los indicadores de salud pública oculta el triste hecho que, para la mayoría de la población en Darfur, la situación de seguridad se ha deteriorado significativamente en 2008. Son muchas las personas que buscan refugio en los grandes campos de desplazados, pero el hecho de que estos acojan a miles de personas no significa que sean seguros.

En medio de todo ello, la falta de ayuda humanitaria se hizo evidente: algunos donantes importantes desviaron sus fondos a otras crisis y la presencia de agencias humanitarias se redujo por falta de recursos. En el horizonte están las elecciones de este año y, a falta de la publicación del censo, existe el riesgo de que se retrasen y que la violencia de nuevo vuelva a estallar en la región.

9. IRAK: Los civiles necesitan asistencia urgente

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta hoy la acción humanitaria es poder llegar a los civiles atrapados por los conflictos armados. Irak, donde MSF ha intentado afianzar su trabajo desde que se produjo la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003, constituye el mejor ejemplo de ello.

Varios actores militares y políticos han intentado utilizar y abusar de la acción humanitaria con fines políticos, convirtiendo a las organizaciones humanitarias en el blanco de ataques violentos, y socavando su capacidad para responder a las críticas necesidades de la población civil.

La guerra ha provocado el desplazamiento de cuatro millones de personas, la mitad de ellas atrapadas dentro del país, según ACNUR y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC). Sin embargo, a pesar de estos cambios, la situación es incierta y muchas personas todavía viven bajo la amenaza de la violencia.

Los esfuerzos llegan a una muy pequeña parte de las personas que lo necesitan. La complejidad de las heridas tratadas y la alta prevalencia de multitud de infecciones bacterianas resistentes a los medicamentos dan una cierta idea de la gravedad de la crisis humanitaria en el país.

10. CO-INFECCIÓN VIH/TB

Cada año, la tuberculosis (TB) acaba con la vida de aproximadamente 1,7 millones de personas, y 9 millones desarrollan la enfermedad activa. La TB va en aumento en países con altas tasas de Sida, particularmente en el sur de África: se estima que en los últimos quince años los casos de TB se han triplicado en países con una alta prevalencia del VIH.

De hecho, la tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre las personas seropositivas, que tienen 50 veces más posibilidades de desarrollarla. Se considera que cerca de un tercio de los 33 millones de enfermos de Sida del todo el mundo contraen la TB latente. Y sin embargo, en 2006 menos de un 1% de las personas seropositivas se sometieron a pruebas de diagnóstico de la tuberculosis.

Aunque el tratamiento del Sida ha atraído una notable atención mundial, la mayoría de personas coinfectadas por VIH y TB han pasado desapercibidas porque no existen herramientas de diagnóstico sensibles, y el tratamiento de pacientes coinfectados es complicado. Mientras los programas siguen centrados en enfermedades individuales, los pacientes puede que padezcan ambas afecciones o incluso algunas más.

Los financiadores y los gobiernos nacionales deben invertir en nuevos diagnósticos y tratamientos que realmente empiecen a hacer frente a esta creciente amenaza sanitaria.
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