Feliz Díaz y varias personas más empezaron una huelga de hambre hoy para pedir, con sus cuerpos doblemente hambrientos, justicia y seguridad que no se volverá a repetir lo que pasó en el Feudo Formoseño. Sin ayuda exterior, por fuera de Insfranland, dificilmente cambie algo en Formosa y en montones de lugares de Argentina.
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Por Rosaura Audi. BUENOS AIRES, 22 (ANSA) –
Félix Díaz, dirigente indígena Qom, anunció hoy que iniciará mañana una huelga de hambre si el gobierno nacional no interviene para llevar justicia y seguridad a su comunidad La Primavera, en la provincia norteña de Formosa, a un mes de la represión en la que murieron dos personas, varias fueron heridas y sus casas completamente quemadas.
“No sé más qué hacer. Estoy muy mal. He hablado con todos los medios desde que llegué a Buenos Aires hace 20 días. Y nunca recibí una llamada. Estoy pensando en hacer huelga de hambre y sé que es una locura porque se acercan las fiestas y nadie me va a escuchar”, afirmó, en conferencia de prensa en la que reiteró su angustia y soledad ante su reclamo no atenido.
Felix Díaz es un hombre abatido, cansado de llamar, golpear puertas, recibir promesas, pedir reuniones y no recibir respuestas. No sabe qué hacer, pero siente que debe seguir y dejar la vida por su gente.
“Hemos vivido 500 años con este sufrimiento y no quiero ser cómplice de este silencio. No tengo problema en dejar la vida en esto porque ahora estoy sobreviviendo. Sufro y soy un hombre triste”, expresó.
Mañana se cumple un mes de una jornada trágica, en la que la comunidad La Primavera fue reprimida y desalojada de una carretera donde reclamaba la devolución de tierras que les fueron expropiadas y luego fueron entregadas a una familia poderosa de Formosa y a la universidad local.
La jornada terminó con el indígena qom Roberto López muerto, así como un policía, varios heridos, entre ellos muchas mujeres golpeadas por la policía, y las casas de esa comunidad arrasadas y quemadas.
En ese momento, el hecho ocupó grandes espacios en los medios de difusión. En la conferencia de prensa de hoy había cuatro medios.
Díaz relató a ANSA lo acontecido ese 23 de noviembre, un día que se asemeja a tantas otras jornadas trágicas de persecución a los pueblos originarios argentinos, los pocos que sobrevivieron al genocidio y la postergación.
En julio de 2010 la comunidad La Primavera inició el corte de una ruta nacional para pedir al estado federal que interviniera y garantizara justicia ante la connivencia de las instituciones provinciales para avasallar sus derechos.
El dirigente qom denunció que en 2007 les habían sido expropiadas 2.042 hectáreas, que fueron concedidas a la familia Celia, que luego donó 600 de esas hectáreas a la Universidad de Formosa para crear un instituto.
El reclamo entonces comenzó por su derecho ancestral a esas tierras. Estuvieron cuatro meses en la ruta bajo amenazas de la policía y el gobierno provincial, dijo.
Pero, el 23 de noviembre por la mañana, explicó Díaz, llegaron a la ruta unos 18 policías y 20 “criollos” (blancos) armados, y decían que iban a matarlo.
Hubo enfrentamientos y Díaz aseguró que logró desviar los tiros de uno de los Celia al acertarle al caballo que montaba con un tiro de una gomera.
Por la tarde, tras advertencias a funcionarios del gobierno nacional de que la situación estaba cada vez más complicada, se reiteró la represión.
Díaz aseveró que un policía le pegaba a la mujer de López, quien reaccionó con furia y mató a un agente. Otros policías, de inmediato, le dispararon y le quitaron la vida.
Por la noche, fueron quemadas todas las pertenencias de la comunidad, incluidos sus documentos de identidad.
“Para nosotros es muy triste porque nunca nos imaginamos que iba a ocurrir esto. Hasta ahora no tenemos respuesta del gobierno nacional sobre ese trágico día y eso es lo que más nos duele”, manifestó Díaz, amenazado de muerte.
Las autoridades provinciales rechazaron en ese momento las denuncias y dijeron que las tierras pertenecían a los Celia desde 1940 y que los indígenas de La Primavera habían sido resarcidos con más de 5.000 hectáreas.
Esa población vive de los recursos de la tierra y sin ella no tiene capacidad de sobrevivir. Pero, además, tiene dificultad en el acceso a la educación, a la salud, a la asistencia social, de acuerdo con Díaz.
El dirigente dijo que se reunió con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien le ofreció una solución a sus reclamos en el plazo de 48 horas.
“En los discursos de la presidenta (Cristina Fernández) están siempre los derechos humanos y me pregunto si estamos dentro de esos derechos humanos o si necesitamos una ley para que los indígenas seamos incluidos en los derechos humanos”, sostuvo, en un tono monocorde, pausado.
Díaz exige, aunque su exigencia parece más un ruego, que la presidenta lo reciba, lo escuche y brinde garantías a su gente, además del esclarecimiento de los hechos del 23 de noviembre y de una respuesta a los reclamos ancestrales.
“Jamás disfruté la Navidad ni las fiestas. Nunca fui feliz. Nunca tuve la posibilidad de ser un padre de familia feliz”, subrayó, junto a su esposa en la conferencia de prensa, promovida por Amnistía Internacional, que careció de presencia de autoridades y personalidades, a diferencia de la realizada 20 días atrás, cuando llegó a la capital con mayores esperanzas. (ANSA).
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